Podría decirse que se apegó a una fórmula, método o manera. Que ya fue percibido anteriormente y que el factor sorpresa ya no corre más. Lo concreto es que Mac DeMarco, aunque a algunos les pese, adquirió un sonido característico y que aquí, en Salad Days, lo capitaliza al máximo con un procedimiento disipado y auténtico (si vieron su show de éste año aquí en el Teatro Vorterix, sabrán de lo que les estamos hablando). En épocas en donde lo tangible se convierte en algo efímero, DeMarco enaltece con su huella lo-fi y pone de manifiesto lo pulcro y simple, apelando al infalible procedimiento «estrofa-puente-estribillo» con total albedrío por sobre la melodía, las armonías y los arreglos.

Aún queda mucho por esperar del muchachito de Canadá que, hasta ahora, sólo nos regaló sublimes canciones (cosa que hoy día, no abunda). La sal sí sala.

 

PUNTAJE LECTORES

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DEGUSTACIÓN