Estoy diagramada para que me guste el shoegaze o derivados en cualquiera de sus formas. Para que el sonido de muchas guitarras y voces medio distorsionadas me llegue al corazón. Es mi género, es la música que me gusta. Una especie de fórmula matemática que funciona: si una banda tiene tres características específicas, me tienen.
Hay una banda que quiero que me guste. Una banda buena, autogestiva, que nació del under y la está pegando. Una banda que tiene la fórmula matemática perfecta para que me interpele.
Pero no me llega.
Me obligo a escuchar; cada tanto pongo sus discos cuando estoy en casa o me esfuerzo por que suenen en diferentes situaciones, para hacer que me generen algo en otro contexto, pero no.
Hay bandas que suenan mejor en estudio y otras que solo suenan bien en vivo. Con esta no me pasa ni una cosa ni la otra. Si bien su sonido está bien (prolijo, no desafinan, tienen onda, etc, etc, etc.) y no hay NADA en la ecuación que digas: “Che, esto esta mal”. No me llega.
Yo quiero que me llegue, quiero que me guste. Pero no me pasa, ¿por qué?
Hace poco volví a darles una oportunidad y fui a verla por cuarta vez en vivo. Me preparé mentalmente, hice planes, me puse linda, le puse onda. ¿Saben qué pasó? Me tuve que ir antes porque no aguanté un minuto más en ese recital.
Irse antes de un show es como perder en el juego de ser un gordo shoeagezero. Me gusta ir a recitales. Me gusta quedarme hasta el final aunque no me guste la banda. Si sus miembros me caen mal, me divierte llenarme de odio. Si su público es el peor, disfruto todavía más juzgando a la gente. Si suena mal, me anoto cosas mentales y miro a mis amigos de reojo para reírnos después. Ir a un recital es una experiencia única y privilegiada en sí; ¿por qué no aprovechar hasta el último minuto?
Acá no me pasó ninguna de estas cosas, simplemente no lo entendía: no entendí el sonido, no entendí al público, no entendí nada. Fue demasiado para mí, no lo pude soportar.
El odio es un sentimiento hermoso, ya lo dije. Puedo soportar una situación que me llene de rabia e indignación: me motiva, me da fuerzas, me da temas de conversación ¿Pero algo que no te genere absolutamente nada? Eso es peor.
Salí del lugar con muchos pensamientos caóticos en mi cerebro: si esa banda está diagramada sonoramente para gustarme, ¿por qué no me llega? ¿Estará demasiado inflada? ¿Qué es lo que no estoy entendiendo?
Le pregunté a mucha gente que conozco que estaba en ese recital qué les pareció y todos estaban fascinados. A todos les encantó.
¿Qué es lo que hace que una banda nos guste o no nos guste? ¿Qué es lo que hace que un sonido nos llegue o no?
Yo tengo claro por qué no me gustan ciertas bandas, lo suelo identificar enseguida: a veces es su público, a veces es que suenan mal, a veces es que sus letras me aburren, a veces es la imbecilidad de sus miembros, a veces es porque están demasiado hypeados. Pero nunca me había pasado que una banda no me transmitiera NADA.
Todo esto me hace pensar qué es realmente lo que nos gusta de la música. Evidentemente no es solo un género, es algo más. Estoy escribiendo esto hace días y todavía no lo entiendo, no logro dar con la respuesta así que sigo preguntándome: ¿Por qué hay bandas que no nos llegan?