Oscuro, directo, groovero, místico y gris. Cinco adjetivos bien distintos que le calzan justo al nuevo de Los Alamos. Luces Blancas carga con la oscuridad diurna propia de la tormenta. La electricidad en el aire va a cargo de las guitarras -que van bailando entre el blues, la psicodelia y el country- y que, sumadas a los vientos omnipresentes y a la voz parca de Peter López, forman el esquema de la tempestad perfecta. Luces Blancas es complejo desde la instrumentación, pero las canciones son fáciles de escuchar. Grabado en vivo en nada más que dos días, cargadito pero accesible al oido, es un pedazo de disco de rock.