Atención, padres: si su hija adolescente pasa el dÃa escuchando gangsta rap y les dijo que esta noche se va a una rave, no desesperen. Quizás tienen una TOKiMONSTA entre manos. Asà creció la californiana Jennifer Lee a principio de la década pasada, estudiando música clásica frente al piano, pero con Ice Cube y Aphex Twin sonando de fondo. Los buenos productores son aquellos que no entienden de géneros, sino de texturas. Para cuando esta chica empezó a hacer beats, lo más importante ya lo tenÃa claro.
«Si no viviera en esta ciudad, probablemente no estarÃa haciendo música», dice TOKiMONSTA sobre cómo la escena de Los Ãngeles la ayudó a configurar su gusto musical y a conectarse con otros que también recién arrancaban. Es que el 2006 y esos años posteriores fueron bastante interesantes para el hip-hop experimental y quien estaba metido en la movida sabÃa que el Low End Theory Club era el lugar para ir. Por ahà andaba ella, asà como Nosaj Thing, Gaslamp Killer y Flying Lotus, quien la invitó a sumarse a Brainfeeder -su sello- después de escuchar Bedtime Lullabies (2008), una hermosura de EP muy influenciado por el trip-hop y hecho casi enteramente a base de sampleos.
Ultra Records le planteó un buen desafÃo al público del EDM cuando la reclutó en sus filas el año pasado y le editó Half Shadows, su segundo disco. TOKiMONSTA nunca desarrolló un sonido caracterÃstico; no vas a escuchar uno de sus temas y reconocer enseguida que es suyo, como te pude pasar con otros artistas. En ese trabajo demostró que es todoterreno, que sabe qué es lo que resulta más accesible al oÃdo de la mayorÃa -el single Go With It pegó fuerte-, pero que su campo de juego es mucho más amplio. The Force, track que cuenta con la participación del grande de Kool Keith, todavÃa lo tiene a Steve Aoki rascándose la cabeza.
Hace algunos semanas salió a la luz Realla, el primer adelanto de Desiderium, mini-álbum que va a lanzar en septiembre a través de su recién fundado sello Young Art. Mostra, no sabés qué ganas hay de escucharlo.