Qué ganas tiene Kanye West de cerrarnos la boca a todos con otro Jesus Walks. En la búsqueda por shockearnos, el tipo suele perderse. En Yeezus le pasa eso. Si la idea junto a Rick Rubin (productor de este trabajo) fue ir a lo minimalista para crear grandeza, no funciona asà durante los 40 minutos. El disco puede sonar novedoso y bestial, pero también tiene partes donde todo se siente forzado. No todo lo inusual tiene por qué ser vanguardista, a veces solamente puede ser feo y pretencioso. En los momentos donde Kanye no está persiguiendo nuestra reacción es cuando más logra atraparnos, aunque esa es la historia en general con él. Y sabemos que tiene el talento para crear una verdadera obra maestra (The College Dropout), por eso se le pueden dejar pasar muchas cosas, pero el abuso del vocoder ya es imperdonable. Blood On The Leaves hubiese sido una canción hermosa sin ese efecto vocal horrible que tan obsesionado lo tiene desde Heartbreak 808. YA FUE, KANYE.
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PUNTAJE LECTORES
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DEGUSTACIÓN
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