How To Destroy Angels – Welcome Oblivion

abril 9, 2013


Casi como un Doctor Frankenstein contemporáneo, Trent Reznor ha sabido darle vida (y música, mucha música) a un género que tiene a la deshumanización como motivo principal, es que desde Nine Inch Nails en adelante que Reznor ha sabido aportarle una cuota de humanidad al género industrial. Con una enorme capacidad para saber cómo conjugar samplers con guitarras, los beats de los sintetizadores con los riffs, ha dado vida a una serie monstruos musicales que han tenido la habilidad de espantar y fascinar al público por igual. Tras anunciar un hiato en las actividades con NIN y de recibir un Oscar por la banda de sonido de The Social Network, se ha embarcado en un nuevo disco junto con la colaboración de su esposa (Mariqueen Maandig) y dos de sus antiguos colegas (Atticus Ross y Rob Sheridan). Pero mejor córranse y hagan lugar en la mesa de disección que vengo con un cuerpo fresco. Y si es que se animan, pónganse un barbijo y quédense a chusmear que hay adentro de Welcome Oblivion, nuevo disco de How to Destroy Angels.

Primera premisa de la autopsia: todo disco tiene un alma, un corazón y un cuerpo. En este caso, el cuerpo, lo que da sostén a toda esta creación, son las capas de sintetizadores y teclados que dan textura y fuerza a los diversos temas del disco. Sin volver a utilizar los recursos que había empleado en NIN, dejando a las guitarras en un lugar más bien secundario, este entramado sonoro encontrara en la voz de Maandig un nuevo complemento. Ya desde el primer tema, The Wake Up, la voz de Maandig dará color y contraste a las bases sintetizadas de Reznor, casi como el ritmo de un corazón que va desplegando sus tintes rojos por todo el entramado de cables y electricidad.

Segunda premisa de la autopsia: el alma del disco no aparece a la primera escucha, hay que ganársela. Después de unas cuantas escuchas,  empiezan a aparecer pequeños vestigios de ella. La memoria elige dos o tres momentos y los reproduce involuntariamente. Puede ser que sea el momento que entra la voz en Ice Age, haciendo juego con la instrumentación industrial/folk y con la línea de bajo.  O tal vez puede que sea los arreglos de voces de How Long? y Strings and Attractors. Las preferencias y gustos de cada uno definirán involuntariamente los temas que quedaran en la memoria.

Tercer y última premisa de la autopsia: el monstruo está vivo. La electricidad se contagia y recorre nuestro cuerpo, golpeando en nuestro pecho, mientras la voz de Maandig, de a momentos etérea y dulce, y de a momentos impregnándose de fuerza, nos transporta y seduce. Buena combinación para un disco, que a pesar de que la mayoría de los temas ya habían sido editados a través de EPs, mantiene una atmósfera potente e interesante.

DEGUSTACIÓN

HOW TO DESTROY ANGELS: ‘Ice Age’