Atlas Sound – Parallax

noviembre 30, 2011

Atlas Sound

Parallax

2011 – 4AD

[8.6]

Disco Recomendado

Recuerdo que una vez un amigo me preguntó por el primer disco de Atlas Sound, Let the Blind Lead Those Who Can See but Cannot Feel (2008), y le dije que era algo así como un recorrido por la mente de un hombre en coma. Esta vez, en Parallax, el hombre despierta, pero se encuentra totalmente solo.

Sabemos que Bradford Cox es un tipo inquieto, hiperactivo: cuatro discos con Deerhunter (cinco si contamos Weird Era Cont.) y tres como solista (siete si contamos los Bedroom Databank y quién-sabe-cuántos contando EPs, singles y demás). Considerando que está recién pisando los 30, podríamos decir que se trata del compositor más prolífico de nuestra era.

Esta hiperactividad también le ha jugado en contra; Cox declaró recientemente: «Mi carrera como músico ha ido tan rápida que me he dado cuenta de que no tengo vida personal, a diferencia de los otros miembros de Deerhunter«.

Este sentimiento de soledad, devenido en reclusión, sale a la luz en las canciones de Parallax, dándole forma a un disco frágil, cristalino: algunas de sus canciones dan la sensación de que con sólo tocarlas se desarmarían por completo. Pero Cox nos invita amablemente a conocer cuan hermoso puede llegar a ser el mundo que él ha creado para sí. Canciones como Te Amo (nunca se sintió tan urgente el virtuosismo de su voz como en esta pieza), Terra Incognita o Parallax tienen una belleza exuberante y envolvente que enamoran. Lo mismo con la melancolía de Mona Lisa (Andrew VanWyngarden de MGMT mediante) y Angel is Broken, o con las introspectivas Modern Aquatic Nightsongs y Doldrum, entre otras.

Otra virtud de Parallax son sus cambios atmosféricos: el mejor ejemplo es esa ingeniosísima combinación Flagstaff Lightworks, en donde pasamos de flotar en ambientes etéreos a despertarnos lentamente con las sutiles baterías, las guitarras reverberadas y la voz de Cox que reza esperanzado: «He estado pensando en que llegará un día que no vendrá solo para irse».

Estas cosas hacen que el disco sea más consistente y accesible con respecto a los anteriores; todos hemos pasado por esa soledad, por ese sentimiento de estar a la espera de que algo pase. Conocemos el idioma en el que habla Parallax y Bradford Cox tiene el don de darle a esa tristeza una forma hermosa. Corramos las cortinas y asomémonos; Parallax es ese día que llegó para quedarse.

DEGUSTACIÓN

LIGHTWORKS