Girls
Father, Son, Holy Ghost
2011 – Matador
[8.5]
En la Antigua Roma, una de las artes más sobresalientes y significativas del periodo fue la escultura: obras impolutas que se esculpÃan en mármol para darle un acabado perfecto. El tema es que era muy frecuente que la roca se resquebrajara. Los artistas, que no tenÃan ni un pelo de zonzos, entonces tapaban los baches con cera pintada y ofrecÃan una belleza retocada, manipulada, ilusoria. Porque de cerca se notaba. Asà fue que se empezaron a exigir (sobre todo quienes las compraban) obras sin cera. Y de ahà viene el término sincera o, lo que es lo mismo, sinceridad.
Pues bien, toda esta intro a lo Libro gordo de Petete es para decir que la cualidad capital de Girls -lo que los hace únicos dentro de un panorama dominado por la frivolidad, lo que hace que sus canciones calen hondo y produzcan tanta empatÃa- es esa. Christopher Owens, a través de sus letras pero sobre todo de su voz, se muestra al desnudo, totalmente desamparado, sin la protección de cera ni de cosas raras. Es en sus imperfecciones, sus inflexiones roncas, sus susurros o cuando chasquea la lengua al terminar algunas palabras donde encontramos no sólo algo puramente genuino que nos acerca a él en un solo movimiento, sino también un mundo de sensaciones.
Como no estremecerse de congoja y regocijo a la vez con Just a Song, una añoranza de tiempos pasados orquestada suavemente con mellotron y flautas, o entre Hammonds y guitarras con slide mientras Owens reclama por su madre en My Ma, o en sus ocho minutos de perdón para seguir adelante en Forgiveness y ese solo hecho catarsis hacia el final (recordemos que Owens se crió en un culto religioso extremadamente opresivo y tuvo que soportar muchas actitudes terribles de la madre, como dejar morir a su hermano por adherir a la idea del movimiento de no usar medicamentos).
Momentos de distensión y alegrÃa aparecen en Honey Bunny y su onda surfer, y en la saltarina y enamoradiza Magic, remontándonos a las canciones del genial Album (2009). Un tema aparte son los dos titanes del disco: Vomit y Die. El primero en sus monumentales seis minutos y medio pasa de lo taciturno a lo luminoso en un crescendo progresivo (coros gospel incluidos) digno de Pink Floyd; el segundo parece un tema sacado de un Guitar Hero: puro hard rock hecho de riffs, distorsión y efectos de todo tipo, recuerda a Deep Purple o a Zeppelin, aunque los autores reconocen que es casi una copia de un tema de Fleetwood Mac.
Hace poco en una entrevista Owens contó «“y al parecer hablaba en serio- que no le gusta para nada como canta, que le mandó un tweet a Justin Bieber para invitarlo a ocupar su lugar en la banda, que él seguro harÃa un mejor trabajo como cantante. Chris, ¡qué equivocado estás! Un disco de Girls con la vocecita cuidada e impersonal (¿cuántas hay igual?!) del púber del flequillo molesto serÃa una farsa, una escultura engañosa, rebosante de cera.
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DEGUSTACIÓN
JUST A SONG
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