Círculo Polar Anárquico – Horda de Caníbales (EP)

agosto 2, 2011

Círculo Polar Anárquico - Horda de Caníbales (EP)

Círculo Polar Anárquico

Horda de Caníbales

2011 – Independiente

[8.2]

Disco Recomendado


«Quisiera decirte tantas cosas… Viajamos a destiempo del resto»

Detrás de estas palabras, que forman parte de una de las canciones del segundo EP del trío porteño Círculo Polar Anárquico, hay un involuntario comentario sobre la posición de la banda en el rock argentino. A pesar de ser un grupo con escasa producción (el recomendadísimo EP del año 2005, Canciones de PlásticoThe Casiotone Sessions), CPA demuestra que tiene varias ideas para contarnos y que con el espíritu lúdico y audaz (la idea de cálculo no se deja ver en ningún momento) con el que las llevan adelante se puede nadar contra una corriente que, salvo honrosas excepciones, se mueve entre poses, desidia e intrascendencia. Es así como con Horda de Caníbales han editado lo mejor que ha dado el rock argentino en lo que va del año. Así de simple, así de excitante.

Uno de los problemas que nos ha llevado a la chatura reinante de la escena, donde abunda la forma y escasea el contenido, es el deseo de varias bandas de ser «los xx (poner el nombre de la banda de preferencia) de Argentina«. Si bien en CPA se pueden rastrear puntos de partida (en general rock norteamericano: Sonic Youth, Dinosaur Jr, Neil Young), lo que llama la atención no es de donde vienen sino adonde están. Como en una especie de Potlach sonoro, lo que sorprende es la abundancia y anarquía de sonidos, el regodeo con el sonido en sí mismo. CPA regala en abundancia baterías que con autoridad se entrelazan con bajos de estados de ánimo cambiantes, guitarras que transitan todas las tonalidades de la electricidad y voces que pasan de una intensa teatralidad en su justa medida a una resignación a punto de quebrarse con total armonía.

A diferencia de tantos otros que confunden amontonar palabras, no muchas a veces, con escribir letras, CPA rescata el viejo y, pareciera ya perdido, arte de la poesía y se arriesga con éxito en letras que rebosan de imágenes sugerentes (fotos sin imágenes), referencias a otros autores (Cormac McCarthy) y personajes (gacelas de plata, jinetes apocalípticos, rockeros devenidos en estrellas melancólicas) y dan cuenta de emociones con las que cualquiera puede identificarse y a las cuales, a la vez, se puede recurrir en momentos de debilidad (otro arte perdido). El resultado es estimulante.

Horda de Caníbales es, afortunadamente, un disco que está a destiempo del resto, está un par de pasos adelantado en emotividad, creatividad y frescura para recordarnos que aún escuchar rock puede ser una sorpresa placentera.

DEGUSTACIÓN

ALICE CUPER

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