Cults – Cults

junio 21, 2011

Cults

Cults

2011 – In the Name Of

[5.0]

.


¿Para qué escuchamos música? Seguramente hay tantas respuestas como personas. Algunos lo hacen para desconectarse, otros para bailar, otros para que los acompañe de fondo mientras hacen alguna tarea, otros para molestar a sus compañeros de oficina, algunos para impresionar a una chica o chico que les gusta y otros, como es mi caso, lo hacemos porque tenemos que hacerlo, porque es vital, por adicción (para la cual, según dijo Morrissey, no hay centros de rehabilitación), porque nos da respuestas y nos plantea preguntas.

Definitivamente para los que tomamos la música de esta forma, el disco debut del dúo de New York integrado por Madelaine Follin y Brian Oblivion (que simbólico: traducido sería algo así como Brian Olvido) es intrascendente. Ni siquiera la historia de su meteórico hype sorprende a estas alturas: que dos estudiantes de cine suban en su website una canción, la blogósfera se excite y un sello multinacional los contrate, en este caso, a través del sello de Lilly Allen a pesar de tener en su Bandcamp sólo dos canciones más, ya no es sorpresa. Lo que es peor es que su disco debut, que llega casi un año después y demuestra que tienen más que esas tres canciones (ocho más para ser exactos), tampoco sorprende sino que, más bien, confirma que en esta ocasión detrás del hype no hay nada.

Las canciones, que se suceden anónimamente, remiten inmediatamente a las odas juveniles y azucaradas de las Ronettes, a los wall of sound de Phil Spector y al mundo de girl bands de principios de los 60’s, pero solamente a nivel superficial ya que en la escucha inicial uno se da cuenta que sólo hay fachada y cálculo (hasta se puede ir presagiando la sucesión de acordes) y nada de contenido genuino. Ahora bien, si uno cuando escucha música busca algunas de las otras cosas enumeradas inicialmente (algo completamente válido), este disco es una opción agradable al oído ya que abundan melodías soleadas, arreglos de voces astutos y líneas de guitarras pegadizas.

Este debut no es un mal disco sino, más bien, un disco intrascendente que así como llegó se irá, sin dejar nada. Si, en cambio, uno busca en estos tiempos de tan vasta oferta musical conectarse con artistas que dejen una marca eviten gastar tiempo y bites de su disco rígido en Cults. Es preferible que escuchen The Ronettes o Sandie Shaw. Ya están avisados.

DEGUSTACIÓN

OH MY GOD