Damon & Naomi – False Beats and True Hearts

junio 8, 2011

Damon & Naomi - False Beats and True Hearts

Damon & Naomi

False Beats and True Hearts

2011 – 20/20/20

[7.2]

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Esta es una historia repetida pero que vale la pena volver a contar: hacia finales de los 80s, tres amigos que se conocían del secundario, Dean Wareham, Damon Krukowski y Naomi Yang, estudiantes de Harvard en ese momento, armaron un grupito para entretenerse los fines de semana, quizás para despuntar el vicio del songwriting o incluso para desahogarse. Se llamaron Galaxie 500 y durante los pocos años que estuvieron juntos como grupo consiguieron grabar tres de los discos más importantes de la transición 80s-90s del rock norteamericano y pasar de tocar en improvisados shows en gimnasios de colegios al escenario principal de Glastonbury. Pero un buen día, a Dean, el frontman y compositor principal, se le ocurrió pararse en el medio del escenario y hacer un solo de guitarra que de tan grandilocuente exasperó a sus dos compañeros al punto de que en ese mismo instante decidieran disolver la banda.

Pelea de por medio, Wareham salía para armar lo que luego fue Luna y Damon y Naomi solitos, pero teniéndose el uno al otro «“son pareja desde esa época «“ salieron al ruedo con una serie de discos de canciones aun más apesadumbras y melosas que las de su antigua banda, pero esta vez exacerbando la tradición híper-intelectual en la que se formaron de jóvenes. Con menos tintes rocker y más guiños al jazz, la música contemporánea y el rock experimental, desarrollaron una marca de una especificidad tal que los hace reconocibles en el instante mismo en que ponemos cualquiera de sus discos.

False Beats and True Hearts marca la continuidad de esa línea. Desde el amague rockero de la intro de Walking Backwards hasta la balada Shadow Boxing, donde Yang canta como una médium evocando el fantasma de Nick Drake, lo que hay en el disco son canciones muy pensadas, instrumentalmente equilibradas donde predominan las guitarras acústicas y los pianos, y que dan como resultado una densidad que a veces puede resultar poco accesible para un oído que no esté del todo atento.

Con el revival tan a mano, pudiendo servirse tranquilamente de un catálogo loado hasta el hartazgo por la crítica, la pareja decide una y otra vez resistir la tentación de rememorar aquel pasado para perseverar con ese estilo minimalista y apagado que predican, como si ambos todavía estuvieran pasando el largo y lento proceso de irse sacudiendo de encima su pasado rocker para ataviarse con la ropas más livianas pero no menos elegantes del dream pop. Y esa actitud, aunque obstinada, es muy respetable.

DEGUSTACIÓN

SHADOW BOXING