Battles – Gloss Drop

junio 2, 2011

Battles - Gloss Drop

Battles

Gloss Drop

2011 – Warp

[8.4]

Disco Recomendado

El desafío estaba planteado: ¿Cómo demonios iba a hacer Battles para suplir la ausencia de Tyondai Braxton, su principal compositor y adalid de las estructuras melódicas más interesantes que se hayan escuchado, al menos, en este último lustro? Suena un poco a mucho, es cierto. Tras su considerable debut (Mirrored, 2007), el otrora cuarteto había dejado la vara de la expectativa muy arriba, centrando la opinión y el visto bueno de casi toda la prensa especializada. Pues entonces, el desafío fue aceptado…

Para todos aquellos que esperaban una segunda parte de Mirrored, éste precisamente no es el caso. Su actual versión de trío le escapa a todo tipo de especulación. John Stainer, Ian Williams y David Konopka debieron reinventarse como banda, barajar y volver a dar. El actual Battles ya no es más aquél sable ninja que cortaba ritmos con precisión matemática, que entre voces espaciales imaginaban un despegue melódico confeccionado por robots obsesionados por la métrica y el pulso febril. El presente triunvirato es más terrenal, manejan una idea más concisa y directa, sin ser demasiados pirotécnicos, pero con algunos destellos de genialidad que aún persisten intactos.

El primer corte del disco es Ice Cream. Una canción que también media como termómetro, ya que el latido del disco sensiblemente se aproxima a ese movimiento. Imaginen el costado más poptimista de Animal Collective y añádanle luego la voz del chileno Matías Aguayo que repite en un incansable mantra «como un helado derritiéndose». El convite es sumamente apetecible. La impresión es favorable, heterogénea ¿alguna vez imaginaron «bailar» un tema de Battles? Ni ellos tampoco, a buen seguro.

La ausencia de Braxton también les dejo un hueco en lo que se refiere a las voces. Las alienígenas armonías vocales ahora tienen un papel menos preponderante y le ceden el lugar a una manifiesta instrumentación enfocada en lo bailable. Williams fluctúa su guitarra entre resonancias equivalentes a la de un steel drum (ése instrumento simpático del Caribe), mientras que Stainer y Konopka levantan sólidas murallas cadenciosas en Inchworm, Wall Street y Dominican Fade. En algunos tracks instrumentales (Futura o White Electric, por caso), les queda, no obstante, un sutil resabio de Mirrored, cargando las notas y saturando el ambiente, como para no perder la (vieja) costumbre.

Gloss Drop es un efecto y un ejercicio de inflexión en la carrera de Battles. Como muchas bandas que le escapan a las etiquetas (Animal Collective, Deerhunter, Gang Gang Dance), el presente trío deberá cimentar su propia quimera y enseñar síntomas de si está preparado para otra batalla o si se retirará a (des) tiempo para una nueva. Como un helado derritiéndose.

DEGUSTACIÓN

ICE CREAM