The Sounds – Something to Die For

abril 25, 2011

The Sounds - Something to Die For

The Sounds

Something to Die For

2011 – Arnioki Records

[5.0]

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¡Las diferencias que pueden haber en tan sólo una letra! Por ejemplo, una cosa es The Sounds, la banda sueca liderada por la rubia Maja Ivarsson que acaba de editar su cuarto disco, y otra muy distinta es The Sound, el grupo de post-punk inglés de principios de los 80’s. La diferencia que esconde una simple «s» no podría ser mayor: ambas bandas se sitúan en las antípodas a la hora de entender lo que es la música.

Seguramente, por esas cosas del destino, muchos no la conozcan pero The Sound, la banda liderada por Adrian Borland (quien se suicidó hace doce años), es una de las gemas ocultas del rock británico. Formados en 1979, comenzaron al mismo tiempo y transitando los mismos caminos de Echo and The Bunnymen, Joy Division, Chameleons, el primer U2 y The Comsat Angels (otra de las bandas que entran en la categoría «injustamente olvidados») y generaron una obra personal, intensa, sanguínea y atravesada por los conflictos que vivían. Todo aquel que se considere melómano debería escuchar, especialmente, el segundo disco del grupo, el encantador y melancólico From the Lion’s Mouth, de 1981.

A diferencia de The Sound, la música de los suecos no genera ningún tipo de vínculo intenso, es un ejercicio completamente impersonal y carente de marcas propias. Desde sus inicios, su retro new wave sólo tuvo como carta de triunfo la imagen de su vocalista; sacando eso, poco es lo que aportaron más allá de actualizar a estos tiempos el sonido de Blondie y de dar cada tanto con alguna canción lograda.

A pesar de tener momentos pegadizos y estar bien producido, Something to Die For -un disco menos guitarrero que los anteriores y más cercano a las pistas de baile, con aromas disco y house- vuelve a poner en evidencia el problema de esta banda: es impersonal, así como llega se va, sin dejar mucho. Y para agravar las cosas, les sucede lo mismo que a casi todas las bandas indie que intentan interpretar la música bailable desde el rock: no tienen groove y los resultados son rígidos y unidimensionales.

Si bien un disco no es motivo por el cual morir, hay algunos que por su calidad e impacto personal merecen, al menos, unos segundos de pensamiento respecto a esa afirmación. Éste definitivamente no es el caso.

DEGUSTACIÓN

SOMETHING TO DIE FOR