Cape Dory, el primer material de Tennis, rinde culto a la belleza de lo simple con una esencia inocente, de sonidos vintage y pequeños retazos de purpurina pop. El disco abre con Take me Somewhere, que ya en su estribillo irrumpe la cálida paz crepuscular de las primeras estrofas y toma un matiz alegre y melodioso, como si fuera una muestra gratis de lo que vendrá.
Otro punto destacable es el aporte que ofrece Marathon. La introducción de bajo y voz y la posterior explosión de la guitarra y la baterÃa le dan una cuota hitera al álbum. En Baltimore, el dúo de Denver fusiona el tÃpico carácter festivo de los estados sureños de Norteamérica con la mesura elegante de una banda inglesa contemporánea. El ensamble de guitarras que rozan constantemente la estridencia no sobrepasan el lÃmite de la prolijidad.
Cape Dory es una producción homogénea, sin demasiada versatilidad en sus composiciones y variantes armónicas, y además con repetitivos ostinatos rÃtmicos, pero aún asà no se puede dudar de su calidad. Veremos si en el horizonte de Tennis está escrito seguir redescubriendo esa estética de los años cincuenta con aires de postmodernismo europeo. Por lo pronto, ya nos hicieron tomar conciencia de que medio siglo no es nada.
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DEGUSTACIÓN
MARATHON
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