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El dúo canadiense reafirma en Casual Business, su tercer álbum, lo que venÃa murmurando en sus lanzamientos anteriores: una obsesiva y meticulosa precisión a la hora de evocar el sonido que acosó a las radios a inicios de los 80’s.
Con mayor intensidad y frescura que la desplegada en sus anteriores aventuras musicales, la dupla conformada por Dave 1 y P-Thugg va repartiendo con humor y fascinación, a lo largo de diez contagiosas canciones, auténticos tics de un pasado con sabor a sacarina. Y asÃ, con un preciso imaginario sonoro, logran recrear casi a la perfección aquellos dÃas en los que la lluvia púrpura caÃa sobre Minneapolis, los detectives andaban sueltos en Hollywood y la incipiente tecnologÃa digital se fundÃa con el funk. Confesos adictos al pasado, redescubren el fraseo robotizado y las melodÃas sintéticas que se pegotean entre chiclosos bajos y ritmos fluorescentes, planeando de esta forma una velada musical para recordar bailando.
Con fidelidad y desfachatez atraviesan un fenómeno musical que ha dejado su marca hace ya casi tres décadas, lo que permite remitirnos sin culpas ni cinismos a Hall & Oates, Whitney Houston, Donna Allen, Man Parrish o Val Young, entre otros. Y vacilando en la delgada lÃnea kitsch, canciones como I’m Not Contagious y Night by Night nos transportan a la discoteca más caliente, mientras que otras como J’ai Claqué la Porte se alejan de la pista de baile y optan por una iluminación más sensual.
Sin la más mÃnima intención de apostar por nuevos horizontes, pero con gran destreza para reciclar la estética de una época donde la moralidad sonora era de lycra reversible, Chromeo logra en este trabajo apropiarse, a base de buenos recursos, del sonido de ese momento.
Degustación:
Night by Night
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