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Luego del intenso y vibrante debut –Antidotes de 2008-, el quinteto de Oxford ahora mira para otra parte y parece expandirse hacia varias direcciones: siguen mostrando la trama binaria de su punk-funk pero esta vez con mayor atención al tempo, sonando más melódicos, menos quisquillosos y austeros. Además agregan algunos ingredientes pop y se empapan de demasiadas influencias.
Este es un álbum simple pero difÃcil de absorber. Foals toma un poco de Ãfrica, otro poco de Talking Heads y pasa de las cepas ambientales de la electrónica al funk, sin pausas. El disco abre con Blue Blood, que comienza pálida para luego juntar fuerzas con buenas guitarras, dando un giro comercial con etiqueta afrobeat. Por otra parte, Two Trees encuentra formas más sutiles para crecer y gustar, llegando a recordar algunas texturas de Can.
This Orient se basa en un sintetizador, algunas guitarras y mucho Snow Patrol mientras que Black Gold es el mejor resultado de la combinación entre el viejo y el nuevo Foals: con coros elegantes se deja llevar con gracia hacia un terreno hipnótico. Spanish Sahara repite el mismo truco con excelentes resultados, y After Glow, por otro lado, se mueve a galope con un coro punk-funk y un groove irresistible.
Los chicos de Foals siempre fueron ambiciosos y como luego de Antidotes han adquirido confianza ahora arriesgan. Ya no hay tantos silencios pero sà mayor profundidad. A veces su entrega parece desapasionada y, aunque se pueda elogiar el enfoque cerebral (pero absolutamente desalmado), muchas influencias hacen perder autenticidad. En su conjunto, más allá de lo dicho hay que admitir que Total Life Forever suena inteligente.
Degustación:
Spanish Sahara
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