Happy Birthday Guadalupe – The Killers

Fieles a su tradición navideña que comenzó hace ya cuatro años, The Killers editó Happy Birthday Guadalupe. Compuesto por sólo dos canciones, intenta renovar los oídos adormecidos para probar con otras sensaciones que se alejan un tanto de sus otros trabajos.

El primer EP fue A Great Big Sled (2006), luego le siguieron consecutivamente, Don’t Shoot Me Santa (2007) y Joseph, Better You Than Me (2008). Y aunque hace poco editaron su disco en vivo Live From the Royal Albert Hall, no podían fallar a su costumbre y se lanzaron con este candente EP.

El motor principal es la causa benéfica a favor de la lucha contra el SIDA en África. Los fondos serán destinados a RED, la organización a cargo, y por ende, el lanzamiento coincidió con el Día Mundial de esta enfermedad.

En este contexto, la banda de Las Vegas se adentra con sólo dos temas en terrenos pocos conocidos para ellos, entre ritmos latinos y caribeños. El primer tema es el que da nombre al disco, que cuenta con la colaboración de Mariachi El Bronx y Wild Light, y a través de arreglos orquestales, diversos estilos mexicanos y una sólida base de percusiones, logran conformar una intrépida y enérgica melodía, donde Brandon Flowers se arriesga a entonar algunas palabras en español y jugar con las oraciones.

Algo parecido sucede con Hotel California, el segundo tema, el cual habría sido compuesto originalmente para el disco Rhythms del Mundo, compilado que incluye la participación de los músicos cubanos de Buena Vista Social Club. En conjunto, rinden tributo a The Eagles pero transportando este clásico hacia los ritmos cubanos, donde destacan los vientos y las percusiones, y la voz de Flowers que se mantiene a un tiempo que parece desencajar con lo habitual.

El EP finalmente es una interesante apuesta por parte del grupo, sobre todo para aquellos que se quedaron en su último trabajo, Day & Age. Y aunque sólo sean dos temas, es suficiente para demostrar que es una banda que no le teme a ciertos desafíos, ni a quizás caer en el ridículo, y por sobre todo, no le teme a jugar con otros instrumentos y obtener un buen resultado al final.