Break Up – Pete Yorn & Scarlett Johansson

diciembre 8, 2009

Pete Yorn es un músico estadounidense que componía para cine y televisión hasta que en el 2000 la pegó metiendo una canción en la película Irene, yo y mi otro yo. A partir de ahí, comenzó una carrera correcta (ya lleva cuatro discos) pero sin demasiada audacia, que oscila entre el folk y el rock más moderado y ATP. Scarlett Johansson, bueno, todos ya sabemos quién es. Hace tres años ambos reunieron sus destinos musicales para grabar este disco que recién ahora sale al mercado. Y, contra todo pronostico, resultó ser una agradable sorpresa.

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Y digo contra todo pronóstico porque las expectativas no eran las más altas. La carrera de Yorn no es lo que se dice brillante y Scarlett había debutado en la industria discográfica con Anywhere I Lay my Head (2008), un innecesario proyecto de destrucción masiva del repertorio de Tom Waits (la mala fama ya estaba instalada pese a que este disco junto a Yorn se grabó antes).

Aún así, como si fuesen pocas las adversidades, Break Up sufre de dos más, que no hacen más que opacar la obra. Uno, su retraso de tres años en salir hizo que se le adelantara la edición del disco debut de She & Him, la (otra) colaboración-entre-músico-y-actríz: M. Ward y Zooey Deschanel. Así, Break Up es visto como una respuesta a esa obra y las comparaciones son inevitables, y no muy favorables para Yorn y Scarlett.

Dos, Yorn tuvo la malísima idea de decir que este disco se inspiró en los duetos entre Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot de los años sesenta. Y aquí las comparaciones ya hacen estragos. Y también muestran las mayores fallas del disco si la intención realmente fue la de recrear esa dupla sexualmente explosiva. Porque de sexual no hay nada entre Yorn y Scarlett, al contrario, reinan cierta languidez y desconexión a lo largo de los temas; y cuando logran coincidir en armonía parecen un par de amigos divirtiéndose despreocupadamente en vez de una pareja al borde de la ruptura (que, al fin de cuentas, de eso trata el disco y de ahí su nombre).

Ahora, si nos olvidamos de todos estos hechos, intenciones, comparaciones, críticas (incluso de las letras y esa modalidad pareja que encarnan sus intérpretes), y nos limitamos a escuchar, encontramos en este disco nueve canciones muy bien producidas (ideal para escuchar con auriculares para descubrir la cantidad de detalles que se mueven por las profundidades de las texturas) que se pasean entre el country rock y una especie de eletro-folk regalándonos buenas melodías y sobre todo grandes estribillos, muy gancheros y disfrutables.

Ahí están Relator, el primer single, con su guitarra loopeada, palmitas programadas y pandereta, una combinación de elementos tan encantadores que no puede fallar; Blackie’s Dead y su batería electrónica derrochando pop por doquier; y Shampoo, una extraña pero interesante cruza entre bossa-nova e indie rock. Y varios de los temas mantienen el mismo nivel. No será el de los divos franceses, pero a quién le importa: Break Up por sí mismo es un golazo.