El Retorno – Banda de Turistas

noviembre 11, 2009

Después de haber editado uno de los mejores discos debut de la década nadie la tiene fácil. Banda de Turistas soporta la presión y va por más con El Retorno, un larga duración de aire setentoso y atractivo, donde pueden convivir tranquilamente la más alegre y melódica de las canciones con extraños pasajes de esoterismo.
El Retorno Banda de Turistas
El primer contacto con el nuevo trabajo de los Turistas es chocante. Lejos de mantener esa estructura que tan buenos resultados les dio en Mágico Corazón Radiofónico (2008), cambian el rumbo para buscar nuevos horizontes. Esto, que al principio genera algún desconcierto, va tomando un sabor que con el correr de las escuchadas termina volviéndose casi irresistible.

Hay puntos muy altos como Lecciones, un hermoso himno al optimismo, lleno de pasión y armonía donde los instrumentos están perfectamente complementados y equilibrados; o La Hora del Segundo, una pieza entre experimental y pop que termina con unos coros que penetran el oído para instalarse por un buen rato y seguir resonando en la cabeza.  Pero también hay alguna canción sin demasiado peso como Sembrando el Terror, con una temática no demasiado interesante sobre un fantasma fracasado.

Una de las cosas más distintivas de estos jóvenes siguen siendo las letras. En su mayoría firmadas por Bruno Albano, bajista y cantante, pueden narrar desde historias personales a cuentos de masones sin desbarrancar nunca y con varias expresiones que podrían parecer insólitas para una canción de rock. Pero ahí es donde hay que aplaudirlos, porque se cagan en los clichés y los lugares comunes, para jugársela con algo mucho más real.

Quizás este trabajo tenga un sólo defecto: la repetición. Banda de Turistas innova con el sonido pero las estructuras son muy similares en todas las canciones y eso los hace volverse un poco monótonos dentro de su locura. Siguen seduciendo, están un paso más adelante, y escuchar El Retorno requiere, quizás, de un poco de paciencia; pero finalmente vale la pena.