Humbug «“ Arctic Monkeys

agosto 29, 2009

Algo más de 2 años después del lanzamiento de su segundo disco Favourite Worst Nightmare, Arctic Monkeys vuelve a las disquerías con Humbug, disco que en base a la agresividad de siempre pero con un poco más de profundidad, abre la puerta de un nuevo camino para la banda.

Humbug - Arctic Monkeys

A diferencia de lo que se podría llegar a suponer, 3 años desde que la banda alcanzó con I Bet You Look Good At The Dancefloor, un significativo éxito comercial y todo lo que esto implica, no consiguieron adormecer la sarcástica visión del mundo, a veces hasta resignada, característica de las composiciones de Alex Turner, vocalista y guitarrista de la banda. Dicho en otras palabras, el vertiginoso pasaje de la vida de un adolescente de un suburbio en las afueras de Sheffield que escribe picantes reflexiones sobre situaciones de su vida cotidiana, a la vida de exitoso músico mundialmente reconocido, ponen en evidencia la adaptabilidad de su talento y es empezando por ahí, que el disco cumple.

Los 10 temas de este disco (más un bonus track en la edición nipona), suenan bastante más oscuros, tanto musicalmente como líricamente y distanciados del «muy muy rápido y ruidoso» de los discos previos a excepción de un par de temas como Dangerous Animals y Pretty Visitors que si bien podrían formar parte del tracklist de Favourite Worst Nightmare, permiten entrever cierta maduración, o un poco menos de acné como mínimo. Pretty Visitors es el ejemplo perfecto, en donde la agresividad del lenguaje punk y ruidoso («˜What came first, the chicken or the dickhead?’) de los otros discos se encuentra intercalada con cambios de ritmo y el sonido del órgano que tocaba Linda Blair cuando estaba poseída.

Inclusive la propia voz de Alex se escucha más grave en la mayoría de los temas, empapados de ritmos más lentos y amargos, que en ocasiones remiten a influencias varias como The Doors, Oasis y hasta un Black Sabbath que la propia banda admitió en alguna que otra entrevista. Otro de los motores del lado oscuro y hasta psicodélico de la banda, es sin dudas la colaboración como productor de Josh Homme, líder de Kyuss y Queens of the Stone Age, banda con la cual Arctic Monkeys compartió escenario en Texas allá por el 2008 y los llevó a entablar una buena relación.

Los 2 hits del disco My Propeller y Crying lighting son tan sólo una muestra de lo que el álbum ofrece en su totalidad, con temas que alternan entre el brit-pop de Fire and the Thud y la balada Cornerstone (muy al estilo Morrisey) y hasta la genial psicodelia de ritmos de Potion Approaching.

El final del disco con The Jewller’s Hands, lamentablemente, es lo único que queda irresoluto. En sí es el tema que reúne la mayor cantidad de psicodelia del disco, bajo una estructura a lo The Doors, que si bien no es una mala performance, deja un inmerecido gusto agridulce al finalizar el disco.