Porque no existe en The Black Eyed Peas nada que no sea fruto de una efectiva maquinaria de márketing. Su estilo de composición es repetitivo, redundante y obvio; los beats de las canciones -otrora la parte más interesante de su propuesta, habida cuenta de los talentos que los ayudaban- ya no abrevan en el hip-hop sino que buscan el dance como indisimulada estrategia de entrada en las discos y, en este clima, sus limitaciones se hacen más notorias. SÃ, el disco -como todos los de esta época, tal como dije en algún otro artÃculo de por aquÃ- suena espectacularmente bien, pero la esencia de The E.N.D. es tan pobre ya desde su lema que nada puede salvarlo de la intrascendencia.
El disco, innecesariamente largo y anodino, parece estar esperando -tal cual lo dijo su creador- por remixes que modifiquen en algo esta tendencia aburrida y monotemática y conviertan algún segmento de todo lo que escuchamos aquà en una canción que merezca ser escuchada. Esto para que podamos dejar de guiarnos por la torpeza de estos cuatro muchachos a la hora de llevar unos mensajes sin absolutamente ningún tipo de profundidad y que, una vez más, hacen hincapié en los mismos temas de siempre: amor, desamor, discos, diversión, fiesta, sexo (por dios, qué triste es Ring-A-Ling). O no, y ahà es peor: en la tétrica Now Generation, will y sus amigos se lanzan a una estúpida e inútil oda sobre la era digital con frases como «MySpace y tu espacio, Facebook es el nuevo lugar» donde, sin un propósito claro, terminan moviendo a sensaciones que oscilan entre risa e indignación.
En definitiva, The E.N.D. nos da a todos los que pensábamos que The Black Eyed Peas es lo peor que le pasó a la música pop en el 2K otro elemento para justificar tan severa afirmación. Innecesariamente carismático, vacÃo de contenido, excesivamente literal, sencillamente agobiante de oÃr, olvidable y flojÃsimo, nos representa exactamente todo lo contrario de lo que idealmente quisiéramos que fuera el pop de nuestra época. Habrá que esperar hasta que sean un -triste, vergonzoso- recuerdo, entonces.