El día de la bicicleta

abril 19, 2019

«¿Nunca han pensado que el LSD y la televisión en color llegaron para nuestro consumo más o menos al mismo tiempo?.» Charles Bukowski.

El 16 de abril de 1943, en los laboratorios Sandoz de Basilea, Albert Hoffmann descubrió el LSD. Albert estaba haciendo investigaciones con el cornezuelo (un hongo parásito) que crece en el centeno (un familiar del trigo). Desde tiempo inmemoriales, el centeno fue utilizado para hacer pan, al cual cuando se le generaba el hongo le provocaba a sus consumidores alto viajes alucinógenos. Entre sus 26 alcaloides, el número 25 es el que aporta la magia. Es por eso que muchas veces van a ver a ese número asociado con el LSD, ese fue el número de síntesis asignado al alcaloide en la investigación de Hoffmann.

Lo que continúa a la historia ya es bien conocido. Albert comenzó a sentir los efectos de la droga y decidió volver a su casa para componer su estado de ánimo. Pero lo que ocurrió fue el primer viaje en bicicleta al centro del cerebro. El científico conoció la pequeña muerte que la psicodelia tiene preparada para sus tripulantes, durante el recorrido.

Tres días después, el 19 de abril, Hoffmann realizó la primera prueba de forma intencional, es por eso que celebramos esa fecha como el día de la bici. Poco tiempo más tarde, esta nueva sustancia comenzó a ser investigada y producida por el laboratorio Sandoz, quienes suministraban dosis a distintos investigadores para que aportaran sus conocimientos en la búsqueda de un uso terapéutico. Sus efectos similares a los de episodios esquizofrénicos y psicóticos hacía suponer que descubrir cómo contrarrestarlos aportaría una cura para estas enfermedades.

Pronto descubrieron que la estructura átomica del LSD 25 era similar a la de la setas místicas de los pueblos Mazatecas, luego conocidos como los hongos mágicos mexicanos. El inminente cruce entre la ciencia y el chamanismo se produjo en una sesión de LSD comandada por María Sabina, la curandera mazateca más famosa. La ceremonia con investigadores del laboratorio Sandoz fue un éxito. La sustancia proporcionaba a sus consumidores un estado desconocido de conciencia y en seguida consiguió un grupo de celebres promotores. Entre ellos podríamos destacar al psicólogo Timothy Leary, a The Grateful Dead (considerada la primera banda de rock psicodélico), Allen Grinsberg (el poeta de la generación Beat), Aldous Huxley y su relato del viaje psicodélico plasmado en su libro «Las Puertas de la Percepción» (desde donde The Doors tomó su nombre), el diario de campo de Carlos Castanheda, que comienza con «Las Enseñanzas de Don Juan» (que continúa por todo el resto de su vida) y una oleada de bandas que florecieron como hongos después de la lluvia, alrededor del mundo entero.

Algunos discos fundamentales de la piscodelia fueron Sgt. Pepper (1967) de The Beatles, la incursión lisérgica de The Rolling Stones en Their Satanic Majesties Request (1967), Are You Exprecienced? (1967) de Jimi Hendrix, el disco homónimo de The Doors, por citar un puñado de ellos. Porque bandas hubo miles: The Beach Boys, Airport Convention, Pink Floyd, Ten Years After, Moby Grape, The Seeds, 13th Floor Elevators y un largo etcétera. Mientras, por estas tierras afloraron las primeras bandas del rock nacional como Manal, Almendra, Vox Dei y Los Gatos. Continuada después por otras decenas de bandas entre las que podemos destacar a Los Abuelos de la Nada, Pescado Rabioso, Aquelarre, Color Humano, Espíritu, La Máquina de Hacer Pájaros o los mismísimos Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El Indio Solari siempre se reconoció como un hombre de la psicodelía y en su reciente álbum El Ruiseñor, El Amor y La Muerte (2018) le dedicó una canción al Tío Alberto y a ese histórico primer viaje en bicicleta al centro del cerebro.

Algunos datos aledaños que podemos aportarle a esta historia que rodea al LSD son las historias secretas de la CIA descritas en el libro Las 20 Grandes Conspiraciones de la Historia y el expediente MK Ultra. La relevante participación de Nick Sand y Owsley Stanleym, unos de los mayores distribuidores de LSD en la época hippie, quienes pasaron de comercializarlo en terrones de azúcar a las planchas de papel secante. Esta maniobra se debió a que los años de prisión dependían del peso del cargamento incautado. ;). Las alocadas historias del comando Merry Pransketrs liderado por Ken Kesey y su autobús mágico. La creación del Bromo, el cual es un LSD sin efectos lisérgicos que en la actualidad se estudia para tratar algunos trastornos como la cefalea en racimos. La relación que guardan el consumo de LSD con los casos de esquizofrenia, los cuales están ligados a los niveles químicos que se generan el cerebro luego de la ingesta de la sustancia. Quienes tienen predisposición genética a esta enfermedad, el LSD puede estimular su aparición. Con lo cual si uno no tiene un historial clínico adecuadamente consultado, podría estar jugando a una ruleta rusa química.

La experiencia psicodélica es una practica que estuvo ligada al rock desde sus albores, así como también fue una fuente inagotable de inspiración para artistas de diversas disciplinas, pero no son caramelos. Su carácter ilegal y sus posibles secuelas, demandan un uso responsable y consciente de la sustancia. En pequeñas cantidades puede resultar en una experiencia liberadora, pero también en un episodio lindante con la locura. Su potencial es aún un misterio para la humanidad.