Gonzalo Martínez: el mito fundacional de la electrocumbia

agosto 1, 2018

Cuando en 1997 se publicó Gonzalo Martínez y sus Congas Pensantes, el primer y único disco del dúo chileno Gonzalo Martínez, pocos entendieron que estaba naciendo un nuevo género musical. La prensa local, cuando no lo ignoró, lo bastardeó. El público latino también fue indiferente: se vendieron menos de 2000 copias. Es que los tipos estaban haciendo algo que nadie había hecho antes: mezclar cumbias sudamericanas con el tecno europeo. Con un profundo conocimiento de ambos mundos musicales, el dúo comprendió que «la única manera de que la música tecno entrara a Sudamérica era que Sudamérica entrara en ella». El problema es que (como suele pasar con los verdaderos pioneros) se adelantaron demasiado al fenómeno: faltaría al menos una década para que el género empezara a agitar fiestas en toda América y Europa.

La recepción fue un tanto distinta en el viejo continente. Para los oídos europeos, los ritmos latinos sonaban aún muy lejanos y les costaba considerarlos más que una simple rareza o experimento. Lejos estuvo de alcanzar un consumo masivo, pero lograron hacerse de una buena base de seguidores en la élite de la música electrónica.

 

Tras este fracaso (al menos en lo comercial), los dos integrantes de la banda siguieron con la ya larga carrera que venían construyendo en placas continentales distintas. Jorge González siguió sacando discos tanto como solista como con la histórica Los Prisioneros¸ pionera del synth-pop latino y muy cercanos a la tradición de Soda Stereo. Dandy Jack, por su parte, continuó con su carrera en la música electrónica en Alemania, país donde vivió gran parte de su vida (sus padres habían migrado exiliados por la dictadura de Pinochet).

La banda estuvo envuelta por un halo de misterio desde su nacimiento. En entrevistas otorgadas durante esos años, los músicos afirmaban que Gonzalo Martínez era un prodigio que habían conocido en Brooklyn. Hoy el disco se convirtió en una joyita para los coleccionistas. Se reeditó en 2014 en CD y vinilo y todavía sorprende por lo bueno del sonido y por la coherencia con la fusionan dos géneros que, en aquel momento, sonaban tan distantes.