Russ Solomon falleció mientras miraba la última edición de los Oscars, esos premios que – como ya bien explicaron en Trainspotting – no son otra cosa que un voto de simpatÃa entre la compañÃa que los entrega y las productoras de films. Pero lo importante (obviamente) no son estos galardones, sino la figura de aquel televidente de 92 años que testificaba la ceremonia en la comodidad de su hogar de Sacramento, mientras saboreaba las notas de madera y malta de un whisky.
Aquel hombre era lo importante, porque él lo fue para la industria de la música a nivel mundial: y eso sà que es importante. ¿Cómo lo fue? PodrÃa resumirles que fue un adolescente que comenzó en un micro-emprendimiento familiar, que antes de los 18 ya manejaba su propia tienda de discos, que se convirtió en un empresario exitoso, que por sus tiendas pasaron los iconos del rock más destacados de la historia, que era un fiestero entusiasta y un emprendedor suicida. Todo eso. Pero mejor podrÃan hacer en mirar en Netflix (o donde les convenga) el documental All The Things Must Pass.
Para el asombro de muchos, ese documental no habla de George Harrison y de cómo el ex-Beatles concibió su mejor disco en solitario. Tampoco habla de Harrison, para nada. Sino que cuenta la historia de cómo Russ Solomon llevó a cabo su heroico plan de vender millones de discos alrededor del mundo. Además, cuenta con el testimonio de los emblemáticos empleados y socios de Russ, asà como también clientes de la talla de Elton John; y hacen un justo homenaje en vida al dueño y creador de Tower Records.
Russ empezó su negocio en el momento oportuno, a comienzos de la década del 60, cuando los babyboomers accedieron a la revolución del vinilo y lo convirtieron en una moneda de cambio durante las décadas siguientes. Ya sabrán BeatlemanÃa, RollingmanÃa, BeachboysmanÃa, Led Zeppelin, Dark Side of the Moon, Abba, Bee Gees, Michael Jackson, Madonna y todas esas historias que escuchaste de records de ventas en discos. Todos esos fenómenos fueron capitalizados por su tienda.
Una empresa que se convirtió en un monstruo a nivel mundial y supo adaptarse a la tecnologÃa del CD como una pionera del asunto. Pero como también sabrán, la industria de la música se vio doblegada por la piraterÃa (cuando los millenials descubrieron los CDs y Cassettes vÃrgenes) y fue puesta de rodillas con el surgimiento de Internet.
Dato anecdótico, en 1997 Tower Records desembarcó en el paÃs pero su recibimiento no fue el esperado y luego varios años de penurias económicas en su nueva sede, pasamanos entre empresarios y cierres paulatinos, en 2006 Tower Records cerró sus puertas en todo el mundo.
Asà son las cosas: todos los imperios se desmoronan, todo pasa y sólo quedan las historias que merecen ser contadas. Ésta es una de ellas.