El Gran Hotel del Indie Folk

marzo 2, 2018

Me gusta decir que In The Airplane Over The Sea es el mejor disco de Folk Rock de 1998, pero seguramente me quede corto con esta consideración, porque este álbum de Neutral Milk Hotel es uno de los más emblemáticos de la década del 90.

Quizás su poca trascendencia se deba a que fue un disco atemporal, ajeno a las modas, de producción independiente, en mitad del apogeo del mainstream y la generación cool de MTV. Aunque vale destacar que, aun así, logró vender más de 300 mil copias y recibir elogios de los medios especializados.

Pero, como un buen vino, In The Airplane Over the Sea fue ganando reconocimiento con los años. Tal es así que tanto Pitchfork como Rolling Stone aumentaron su puntuación a mitad de la primera década del milenio. Pitchfork le dio un 10, mientras que RS le dio una estrella más que en 1998, pasando de 3 a 4 estrellas.

Lo que respecta al álbum es una obra conceptual sobre las vicisitudes adolescentes y escenas de la vida cotidiana en el núcleo familiar. En cuanto a lo musical debemos destacar la interacción que va desencadenándose canción a canción, entrelazada por los bronces que distinguen y aplican un costado gypsy. Este aporte es el sello oficial de  Jeremy Barnes, quien luego sería un colaborador esencial de Beirut (la banda de Zach Condon) y la interpretación de Robert Schneider y Scott Spillane, que soplaron cada nota con la precisión de un francotirador que tira a matar.

Pero por encima de todo está la interpretación de Jeff Mangum que se desalma en cada frase, sacando desde adentro un tono que combina la dulzura de un adolescente enamorado, y el dolor de sus primeros fracasos. Poco importan algunas de las saturaciones que genera su explosiva vocalización. Y cuando se amalgama con los vientos conformando esa especie de coro fúnebre, nos rasga las vísceras al medio y nos acaricia ese nervio que sólo la música consigue estimular.

Por último, mención especial para su arte de tapa que fue una creación conjunta entre Mangum y de Chris Bilheimer (diseñador de R.E.M), quien partió de una postal europea vieja, con la que Jeff tenía una particular afinidad. El sello definitivo una obra de arte en toda su expansión, que nos acompaña desde 1998 hacia la eternidad.
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