ENTREVISTA: Isla de Caras

diciembre 1, 2016

Isla de Caras es un proyecto unipersonal que surge de la unión musical entre el hombre y la computadora y desde allí nacen canciones que confluyen en la nueva era de la Psicodelia con sensibilidad Pop.
Hasta el momento, lo único que nos había dado a escuchar a través de Estamos Felices eran dos temas, Ya Sé y Dime, que le valieron la aprobación de Kaytranada, además de una muy buena recepción entre los internautas que navegan las corrientes circulares de Spotify y iTunes.

Ahora, se prepara para lanzar su primer EP, Todo lo solido se Desvanece en el Aire, con tres nuevas canciones con vida e historias propias y que entre todas conforman un relato sonoro que lentamente de disuelven hasta desaparecer. Como las relaciones efímeras que arden con intensidad y acaban súbitamente.

El material ya está disponible en las plataformas de música y por eso fuimos a golpear las puertas del sello para conocer mejor al alma mater de este proyecto y él nos abrió las puertas de su intimidad.

El EP son tres climas bien marcado, como desvaneciéndose ¿De ahí nace el concepto del nombre del material, más allá de la referencia literaria de Marshall Berman?

El nombre del EP tuvo que ver con un momento de mi vida en general en el que sentí que si decidía detenerme todo se detenía conmigo. Es zarpado tomar conciencia del poder que tienen las estructuras y cómo cuestionarlas puede llevarte a lugares insólitos. Concretamente, me fui seis meses de viaje, tratando de encontrarme a mí mismo, y al final del viaje no encontré nada. Las canciones del EP fueron escritas antes de ese viaje y grabadas después. Me obsesioné un toque con los estados de la materia y trasladé esa idea a las relaciones humanas. Las canciones son sobre eso, sobre relaciones que aparecen y desaparecen, que no están construidas sobre nada más que decisiones que van tomando lugar segundo a segundo. Creo que vivimos en un tiempo cada vez más desestructurado, en ese sentido. Que por un lado está bueno pero por el otro te puede llevar un poco a la locura, a un estado de efervescencia permanente.

Este año sacaste DIME, que exploraba un sonido más «latino» y en este nuevo EP vas más hacia un sonido electrónico más clásico. ¿En el LP combinarías ambos sonidos o lo harías con un concepto más cercano a éstos últimos temas?

Creo que el sonido de Isla de Caras tiene un poco de ambos universos. El LP es una realidad y el EP es un adelanto de ese disco, que integra las dos cosas y va a salir el año que viene. Las canciones ya están.

¿Cómo pensás los shows en vivo, estar sólo con tu set sobre el escenario o tenés en mente sumar músicos invitados?

Va a haber más músicos en el escenario.

Hoy por hoy con la tecnología las maquetas con las que un músico llega al estudio tienen un nivel de prolijidad que bien podrían ser el disco en sí. ¿Qué fue lo que te aportó trabajar con dos productores?

Tal cual. Para mí las maquetas tienen mucho poder. Cuando alguien me dice que su disco ya está maquetado y tiene que grabarlo, lo entiendo. Pero para mí hay algo que se pierde en esa traducción. Yo prefiero ir construyendo y mejorando esa base hasta llegar al punto final. Trabajar con Sascha Karushima y Nicolás Teubal fue muy cómodo porque somos amigos y ellos tienen, por ser productores de música electrónica, una naturaleza que quizá yo buscaba para estas canciones en particular. Pero fue todo grabado en nuestras casas.

Tus canciones parecieran interpelar directamente a alguien en particular ¿Esta musa es ficticia o están dedicadas a personas que conoces?

Estas tres son para tres mujeres distintas. Son reales y no creo que sospechen que son para ellas. ¿Debería decirles?

La letra de «Ey» tiene una sensibilidad diferente a las demás ¿Hay una trama detrás o es un juego de palabras que fue desencadenando el concepto?

La historia de Ey es muy linda para mí. Yo venía curtiendo relaciones muy líquidas, con personas a las que de alguna manera veía superficiales y por fuera de este mundo estaba esta chica que venía del Interior, con la que yo ya había tenido algo hacía unos años. Volvimos a hablarnos después de todo ese tiempo y para mí de alguna manera ella significaba una cosa más genuina que yo había empezado a perder y que quería recuperar. Una noche me invitó a su casa, tomamos un vino entero, nos tiramos en la cama y cuando quise darle un beso me paró y solo dijo mi nombre. Me fui de su departamento y la canción salió sola, a cappella mientras manejaba de vuelta a mi casa. Los acordes los saqué después sobre la nota de voz del celular que había grabado en el auto. La letra salió así de un tirón. Quizá por eso sea la más honesta de todas.