Un usuario de Twitter apodado «El Gatto» subió hace diez dÃas un tatuaje de la firma de Pablo Lescano que resultó ser trucha (muy trucha). La foto dio vueltas por las redes sociales y llegó al astro cumbiero que le avisó que ese autógrafo no era de él. La historia terminó bien (bah, regular) cuando el pibe cordobés se vino a Buenos Aires a tapar el error, todo gestionado por su Ãdolo. Asà le quedó.
La idea para tapar la falsa firma fue dibujarle arriba el teclado con forma de AK-47 que Lescano utiliza en sus shows. Abajo quedó su firma original aprobando toda la movida. Todo aconteció en Master Tattoo, un local de la Bond Street con una web espeluznante.
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