The Punk Singer llega al BAFICI

abril 4, 2014

Cada vez que a Kathleen Hanna le preguntan si se considera un ícono, ella se incomoda y no con falsa modestia. Los íconos son posters que colgamos en la pared, son héroes. El título pesa, claro. La única razón por la que la ex líder de Bikini Kill y Le Tigre aceptó hacer una película sobre su vida fue porque pensó que estaba muriendo y esa parecía ser la mejor forma de encapsular su historia y asegurar su legado. La película tiene final feliz. The Punk Singer cubre desde sus inicios en los 90’s al frente del movimiento feminista Riot Grrrl hasta su regreso en 2013 con The Julie Ruin, proyecto que retoma el nombre de su tremendo álbum solista de 1998. En el medio, la lucha contra la Enfermedad de Lyme, el nunca abandonado activismo, una historia de amor con Adam Horovitz (Ad-Rock de los Beastie Boys) y hasta la anécdota de cómo inspiró a Kurt Cobain a escribir su tema más famoso. Charlamos con Sini Anderson, realizadora del documental (que hoy tuvo su primera función en el BAFICI), para que nos cuente los detalles.

«Todas las chicas al frente del escenario», gritaba Kathleen Hanna en los shows de Bikini Kill por el ’91. «Chicos, cálmense por una vez en la vida y vayan al fondo». Si alguien del público le respondía pidiendo que se saque la remera, ella lo echaba del lugar. Riot Grrrl estaba en plena gestación. «La escena punk era muy violenta. Siempre se sintió como una escena sexualmente peligrosa», cuenta Sini Anderson, una de las tantas artistas feministas que son parte del círculo cercano de Hanna. Si bien la amistad entre ambas empezó en 2002, casi llegan a conocerse mucho tiempo antes: «Presencié un solo show de Bikini Kill en mi vida y fue por accidente. Estaba viviendo en Chicago y una noche pasé por un bar donde había un montón de chicas afuera. Parecía ser un recital punk, así que entré. Estaba lleno de chicas por todos lados, Kathleen estaba gritando y yo no entendía nada. Nunca había visto algo así». ¿Cómo esa mujer llena de energía y llena de cosas para decir pudo haberse quedado sin ganas de seguir haciendo música quince años más tarde? No fue exactamente así. La separación de Le Tigre ocurrió por algo mucho más complejo.

 

-¿Por qué el mundo necesita conocer la historia de Kathleen Hanna?

-Kathleen es la artista feminista más influyente de mi generación. No podía creer cuánta gente no sabía quién era. Cuando me contactó en 2010 para trabajar en el documental de Le Tigre [Who Took The Bomp?], le planteé que era hora de contar su propia historia.

 

«Estuve pensando en lo que hablamos y me aterroriza, pero si estás dispuesta a encargarte vos de hacerlo, acepto», le dijo Hanna a Anderson cuando la citó en su estudio para discutir la propuesta de poner su vida en la pantalla grande. En ese momento, estaba revisando cajas viejas con grabaciones en VHS, fotos y escritos, material que donó a la biblioteca de la NYU y que se usó en el documental. Sabía que estaba enferma y que era posible que nunca más volviera a cantar, pero no sabía más nada. «Kathleen y Adam [Horovitz, esposo de Hanna] iban a los mejores médicos y no obtenían ninguna respuesta. Parte de la urgencia de hacer la película fue que no sabíamos si estaba muriendo o no. Cuando parecía mejorar, hacíamos las entrevistas, pero después empeoraba». En la mitad del rodaje, la diagnosticaron con Enfermedad de Lyme en etapa avanzada. Todos se aliviaron: después de cinco años, finalmente sabían qué era y se podía tratar. «El tema es que cuando te empezás a tratar, empeorás mucho antes de mejorar«, cuenta Anderson, quien también fue diagnosticada con la infección meses después y ahora se encuentra trabajando en un nuevo documental al respecto. No es contagiosa, pero sí es una epidemia en los Estados Unidos.

Al separarse Bikini Kill en 1997, Kathleen Hanna la pasó mal. Riot Grrrl se había caído a pedazos, estaba distanciada de sus compañeras de banda y era odiada por la prensa («no era crítica, era odio lo que me tiraban», dice en su documental), pero nada la frenó de seguir haciendo música. De Washington se fue a Portland, se compró un Roland TR-606 y se encerró en su habitación a descubrir cómo hacerlo todo por su cuenta. Abandonó el punk rabioso y escribió canciones sobre lo que tenía ganas de decir en ese momento, que no era exactamente político. Y se inventó el nombre de Julie Ruin. En 2010, al mismo tiempo que arrancó la realización de su película, Hanna se encontró a sí misma en el mismo lugar emocional que en aquel entonces y revivió el proyecto, lo convirtió en The Julie Ruin. Formó una banda nueva con amigos y se dedicó a escribir material nuevo. Si se iba a ir, se iba a ir así. Tan vulnerable como se la ve en la pantalla, se la escucha en Run Fast, el disco que lanzó el año pasado. Temas como Stop Stop, Just My Kind (que pasó por las manos de James Murphy en el proceso de mezcla) y Goodnight, Goodbye son las confesiones de alguien que pensó que todo se iba a terminar pronto. «Soy como alguien que explotó sus tarjetas de crédito pensando que se iba a morir, pero que sobrevivió», le dijo al NY Times.

Apreciemos a nuestros íconos mientras viven. Con testimonios de Kim Gordon, Carrie Brownstein, Joan Jett y muchas otras mujeres, The Punk Singer echa luz sobre la vida de una artista cuya obra tuvo y tiene muchísimo impacto cultural, pero a la que no siempre se la reconoció así. Y como su obra misma, el film logra exponer de manera bien cruda qué es el feminismo. Los informes de TVR y las publicidades de cerveza no siempre tienen razón, no se trata de odiar a los hombres ni de victimizarse. «Creo que realmente ayudó que Adam aparezca en él. Él es un gran ejemplo de hombre que es feminista», explica la realizadora. Quizás lo notás, quizás no: Ad-Rock es la única voz masculina que aparece. Ni siquiera estaba en los planes que lo haga, pero a medida que la condición médica de Hanna empezó a empeorar, su relación tomó otra dimensión: «Son una pareja hermosa y realmente quería mostrar el amor y el apoyo que se dan». Hay desde selfies tomadas cuando recién empezaron a salir, hasta momentos con la cámara en mano en la sala de espera del hospital. «No fue algo estipulado de antemano que no aparezcan testimonios de hombres, para nada. Llegué a entrevistar a Thurston Moore, pero cada vez que se habla sobre cómo era la escena punk, se le pregunta a él y a Ian MacKaye. Para mí era mucho más importante tener la perspectiva femenina, las personas cercanas a Kathleen y las personas a las que ella inspiró».

 

-¿Con qué sensación te gustaría que deje el cine alguien que va a ver The Punk Singer?

-Me gustaría que salga sintiendo compasión y energía. Energía para hacer algo, para crear algo o para decir algo. Y con ganas de abrirse, de comunicarse. Creo que hay mucho poder en el hecho de hablar las cosas y estar en un lugar de vulnerabilidad. No sos un rarito. Tu historia también vale la pena ser contada, tu historia no es demasiado.

 

The Punk Singer: A Film About Kathleen Hanna se está exhibiendo en la edición 2014 del BAFICI. Más info acá