Kings of Leon: ¿una propuesta interesante o cliché rockero?

noviembre 27, 2012

Escribir «Molly’s Chambers» en el buscador de YouTube y bajar a los comentarios es la mejor manera de resumir la discusión que hay alrededor de esta banda. «Esa cosa media sucia en las guitarras y las letras… los Kings of Leon menos pulidos eran mejores». «Quien dice que cambiaron drásticamente no está escuchando bien. La única diferencia es que ahora están mejor producidos, los vocales son más pulidos y tienen riffs más tranquilos». Los alguna vez pelilargos y rockeros muchachos tienen las aguas divididas entre sus fans de ayer y hoy. Sólo hay consenso en que con el tiempo los Followills se «pulieron» y parece que tomarlo como algo bueno o como eufemismo de que se ablandaron es lo que define tu posición. Alguien más dice que a los discos hay que entenderlos como historias independientes; no se puede esperar que una banda haga siempre lo mismo. Cierto, pero si las historias no se ponen cada vez mejores, ¿para qué seguir haciéndolas? Y esperá… ¿Mejores según quién? No abramos esa puerta, por favor. Si hay algo indiscutible es que ya no son esos pibes de no más de 21 años que acaban de dejar su conservador hogar de Oklahoma y se quieren comer al mundo. Acá recorremos la historia del grupo que enamoró a muchos, desenamoró a algunos otros, llegó a abrir para Bob Dylan y U2, pasó por Excesolandia, se agarró a trompadas, dejó escenarios con sets a medio terminar, fue mandado a la mierda por el creador de Glee, pasó por rehabilitación, se tomó un tiempito, se volvió a juntar y le puso fin a tremendo culebrón mediático con la promesa de lanzar nuevo material pronto… Ah, y que además se va a presentar en el Personal Fest este sábado. Acórdate que todavía estás a tiempo de participar por entradas para ambas fechas.

Me acuerdo de la primera vez que vi el video de Molly’s Chambers en MTV. Para ponernos en contexto, la señal todavía pasaba algunos videos (si te preguntás por qué dejó de hacerlo, mirá esto y volvé), seguramente después de ese vino uno de Hoobastank o 50 Cent, la Rolling Stone salía menos de 6 pesos, Daniel Grinbank inauguraba la FM Kabul y yo revisaba la letra «K» en la parte de Artistas Internacionales de Musimundo. Algo pasó después. Por mi parte, pegué un poster de Joe Strummer en mi cuarto y cuando me quise acordar, ellos ya habían roto un récord de ventas, estaban nominados a los Grammys, Sex On Fire sonaba en todos lados y habían venido al país en el marco de un Festival Bue. «No vamos a llegar a la radio, pero quizás podemos inspirar a los chicos a apagarla y decir ‘no voy a escuchar esa porquería'», dicen en Talihina Sky, el documental lanzado el año pasado que registra a la banda desde sus inicios. Tengo Youth and Young Manhood enfrente y la frase de un crítico de la revista Esquire en la cabeza: «El problema es que los Followills se toman a sí mismos demasiado en serio. Cuando nos encontramos hinchando por ellos, lo arruinan». Voy a poner el disco, subirle el volumen y esperar que ningún vecino venga a interrumpir este rato de reconciliación. Creo que todavía los banco.

El sur de los Estados Unidos es básicamente la parte del mapa que los neoyorkinos no entienden. Ahí se habla raro, la gente vota por tipos como Mitt Romney y el Cristianismo se toma bastante en serio. Leon Followill era un ministro pentecostal que recorría las iglesias de la región en una camioneta con sus tres hijos, Nathan, Caleb y Jared. «Llevábamos un estilo de vida similar al que tenemos ahora. Llegábamos a una ciudad el lunes, nos instalábamos, teníamos tres o cuatro servicios y salíamos para la siguiente ciudad», contaron ellos alguna vez. La familia tenía base en uno de los barrios más pobres de Oklahoma City, los hermanos tenían prohibido prender la tele más que para jugar al Atari, ni se les ocurría escuchar la «música diabólica» y de vez en cuando hacían una changa los domingos. Un divorcio y la renuncia del padre a sus actividades como predicador lo cambiaron todo. Apenas tuvieron la edad suficiente y a pesar de la relación amor-odio que siempre hubo entre ambos (hombros dislocados y cuchillazos serían parte de sus peleas más adelante), Nathan y Caleb decidieron dejar Talihina -pueblo en las afueras de la ciudad al que se habían mudado- con rumbo a Nashville, Tennessee, para perseguir una carrera en la música. «Cuando los conocí era bastante obvio que había algo entre ellos. Tenían esta pica que hay entre hermanos, pero muy fuerte. Sin embargo, cuando cantaban lograban una armonía que es difícil de escuchar en cualquier otro lado, era algo especial», recuerda Angelo Petraglia, compositor conocido en el ambiente country local que fue de enorme importancia en la formación del grupo y en la producción de varios de sus trabajos. Desmentidos están los rumores de que él fue el responsable de componer su material en los comienzos y lanzarlos como un producto marketinero a lo banda pop de fines de los 90s, pero sí es cierto que para estos chicos de 17 años y 21 años que nunca habían escuchado a The Rolling Stones, The Faces o The Velvet Underground, el hombre fue lo que Elliot a E.T. No solo les presentó a estas bandas, sino que «fue una especie de tutor para ambos. Fue la primera persona que nos enseñó cómo escribir una canción que estemos orgullosos de tocar en un escenario». Con unas cuantas sesiones y un par de temas listos, les llegó la suerte: varias discográficas estaban interesadas en el hasta entonces dúo, RCA entre ellas. «La mayoría de las bandas tocan por 5 o 6 años antes de llegar a tener un contrato. Nosotros la armamos porque ya teníamos uno». Con Jared en el bajo y su primo, Matthew, en guitarra, nacía Kings of Leon.

¿Cómo fue que sin todavía lanzar un solo single llegaron a formar parte del line-up del festival Glastonbury ’03? Holly Roller Novocaine, el EP de 5 tracks que sirvió para calmar a los seguidores que ya se habían hecho mientras preparaban su álbum debut, llamó la atención de la prensa británica durante aquel verano y el cuarteto del look a lo Stillwater (cualquier similitud con los rockstars de Casi Famosos es pura coincidencia, incluso el descontrol) pasó rápidamente a tocar para miles de personas en el Reino Unido. Si bien en Norteamérica el éxito iba a tardar un poco más, se volvió uno de los más prometedores durante la explosión del garage rock, al que le aportaron una dosis sureña de guitarras setentosas, aún más presente en Youth and Young Manhood, trabajo editado algunos meses después. Wasted Time, California Waiting y la ya mencionada Molly’s Chambers dieron la pauta de lo que era KOL por aquel entonces, una innovadora mezcla entre The Strokes y Lynyrd Skynrd, sonido que mantuvieron también en Aha Shake Heartbreak (2004). Ese disco llegó a manos de Bono, quien los invitó a salir de gira. De repente estaban tocando ante multitudes en su propio país: «Abrir para U2 plantó muchas semillas en cuanto a la dirección que queríamos tomar para nuestro próximo álbum. Queríamos canciones con sonido masivo, canciones que suenen bien en el Madison Square Garden».

Mientras que Heartbreak estuvo cargado de historias de los jóvenes músicos recorriendo el globo, lidiando con la fama y groupies ebrias (The Bucket, Taper Jean Girl, Pistol of Fire, Four Kicks), en Because Of The Times (2007) jugaron con el gospel e hicieron referencia a la religión por primera vez (The Runner), sonaron un poco a los Pixies (Charmer) y también dieron señales de poder ser una banda radio-friendly (On Call y Fans). Aún así, el momento bisagra no llegó hasta la salida de Only By The Night (2008), placa que marcó un cambio definitivo en el sonido del grupo. La voz rasposa y casi inentendible que caracterizaba a Caleb desapareció casi por completo: «Solía sentirme intimidado y trataba de esconder lo que estaba diciendo. Acá sentí que las canciones eran fuertes y quise cantarlas de una forma distinta». En cuanto a lo fuerte de las canciones, es difícil saber si esta cuarta producción hubiese sido lo que fue sin Use Somebody (cuyos derechos de uso negaron a Glee) y esa otra que todos también conocemos. Nathan lo pone así: «Casi renunciamos a la idea de algún día ser una banda grande, especialmente en Norteamérica… Hasta que salió este disco y un tema con las palabras «˜sexo’ y «˜fuego’ en él». Desde entonces parece que KOL tiene tres tipos de seguidores: «Aquellos que sólo conocen Sex On Fire, aquellos que descubrieron la canción y quisieron investigar el resto de nuestro catálogo y aquellos que se niegan a cantarla para demostrar que nos escuchan desde antes». Sabés que despejaste la ecuación cuando Eddie Vedder te llama por teléfono para decirte que estás a punto de subirte a una ola gigante. «Ã‰l fue uno de los primeros en escucharlo. Ni siquiera creo que le haya gustado, pero lo sabía», contó Caleb.

La ola fue demasiado grande, o al menos esa fue la impresión que dejó su álbum posterior, Come Around Sundown (2010). Suena al tipo de disco que una banda lanza sabiendo que no es su mejor trabajo y espera que nadie se dé cuenta. También es el tipo de disco que simplemente si ponés de fondo no te jode; está bien, no tiene sobresaltos. Radioactive, Pyro, The Immortals y Back Down South, los sencillos de este trabajo, nos recuerdan que las épocas en que KOL cantaba sobre cosas superficiales -pero nos hacía bailar y no se parecía a ningún otro grupo- quedaron atrás. «Al principio era todo sobre cojer, las drogas y el rock and roll. Fue genial, pero empezó a afectar nuestra creatividad. Llegó un punto en que nos convertimos en una de esas bandas que son conocidas por todo menos por su música, como actores que sabés quiénes son, pero no podés nombrar una sola película en la que hayan estado», habían dicho por el 2008. La fiesta estaba lejos de terminar.

La novela mediática que hubo alrededor de Caleb el año pasado mientras promocionaban Come Around sólo se puede explicar diciendo que los Followills tuvieron en un par de semanas casi tantos titulares en la NME como los Gallagher en toda su carrera. «Hay problemas internos que necesitamos atender. No podemos mentir, hay problemas más grandes que no tomar suficiente Gatorade». Bilardo diría que siempre hay que negar todo, pero de esta manera se explicaba vía Twitter la decisión de cancelar una gira tras que el frontman abandone el escenario en Texas por supuesto agotamiento y deshidratación. «Cada vez que te emborrachás tratas mal a la gente que te quiere. La banda no te soporta. ¿No podés pararte ahí y cantar las letras? Listo, las canto yo por vos. Nosotros te hicimos quien sos, no estarías haciendo un centavo si no fuese por nosotros tres. Dejate de joder y ponete bien». Ni una pelea con tu propio hermano te puede causar tanta incomodidad como ver esa parte del documental del grupo.

«Caleb es forzado a entrar en rehabilitación». «Kings of Leon se separaría». Los rumores empezaron a correr y los músicos salieron a desmentir. Ahora que la turbulencia pasó, están de vuelta. Como cierre de una película que se vio mil veces en el rock y antes de que se vengan los créditos, podemos decir que los Followills se casaron con sus novias modelos, fueron padres y compraron un estudio en Nashville. «Vamos a pasar ahí los próximos meses trabajando en nuevo material», aseguraron sin dar más detalles, pero avisando que se puede esperar para algún momento del 2013. Nosotros, mientras tanto, los esperamos por acá en unos días y esperamos que la continuación de esta historia no decepcione.