Traspasando las barreras de los prejuicios, los Barmitzmidis se dispusieron a yuxtaponer algo tan tradicional como la cultura judÃa con algo tan moderno como la música electrónica. El resultado es un Shaná Tová de ácido que, a fuerza de hits, se posiciona lejos del aburrimiento y cerca de la fiesta desenfrenada. El grupo se formó hace un año y desde entonces sólo se presentan en fiestas porteñas en donde tanto gois como hermanos de la cole se deshacen en aplausos. Antes de tocar en la fiesta Dixon Guazú de mañana, nuestro colaborador del espacio, Tony El Bandido, cruzó unos mails con ellos.
-¿Cómo surge la idea de coquetear con la música judÃa y darle esa cara electrónica?
-A partir de tocar juntos y dejar que a nuestras raÃces las lleve nuestro cerebro robot.
-Son una banda famosa por sus presentaciones en fiestas, pero es un tanto difÃcil encontrar su música ¿Planean grabar un disco que reúna sus primeros temas?
-¿Tuvieron algún comentario positivo o negativo de parte de algún miembro de la colectividad?
-Tuvimos comentarios: «Están locos»; «Nunca bailé tanto»; «¡Suenan masterizados!»;«Fuera de control»; «Me sentà judÃa». Negativos, por suerte, no. Al Turco una vez le tiraron un rosario cuando estaba tocando en Niceto, lo agarró en el aire y se lo colgó. TodavÃa lo atesora. La paz ante todo.
-Ustedes son judÃos, ¿qué piensan sus madres y abuelas de la música de Barmitzmidis?
-Ya sabemos que se autoproclaman los Daft Punk de Tel Aviv. En cuanto a sus raÃces cumbieras, ¿a qué artista eligirÃan?
-¿Qué planean para el viernes en la Dixon Guazú?
-Tocar hits sin parar durante media hora, bailando mucho, con muy buenos vÃdeos y muy buenas luces. Vengan.