El muerto que habla

noviembre 23, 2010

Jimi Hendrix murió hace 40 años. Cuesta aceptarlo, pero uno de los mejores guitarristas de la historia se fue para siempre y sólo dejó recuerdos. Además, claro, de sus derechos, que están siendo explotados de una forma casi agresiva con un sólo objetivo: vender. En lo que va del año se anunció el cuarto lanzamiento de un producto relacionado con su nombre: un concierto en vivo de 1969 grabado en el Royal Albert Hall de Londres que verá la luz el próximo año. Los herederos, chochos.

Are You Experiencied?, Axis: Bold As Love, Electric Ladyland y Band Of Gypsys fueron los discos que lanzó Hendrix antes de morir. Al margen de esas tres producciones aparecieron más de 10 lanzamientos póstumos a su muerte, entre los que se encuentran compilados, canciones nunca escuchadas, rarezas, covers y todo tipo de grabación del guitarrista en un estudio.

Además de sacar fruto de la música que nunca se escuchó, también se llegó a niveles más Ã­ntimos, como documentales con imágenes ineditas y hasta videos pornográficos que muestran a Hendrix en bolas moviéndose a dos chicas bastante lindas (que además ofrecen un relato con lujo de detalle de como era el pene del muchacho y cuanto las excitaba).

La nostalgia es aceptable, el amor incondicional por una de las personas que le abrió los ojos a miles de guitarristas también, pero, ¿hace falta lucrar con absolutamente todo lo que el nombre Jimi Hendrix represente? De la infinidad de productos lanzados, ¿todos hubieran recibido su visto bueno para salir al mercado?

Esas preguntas habría que hacérselas a Janie Hendrix, hermana del difunto y responsable de la comercialización de su nombre. Janie encabezó absolutamente todo tipo lanzamiento que se realizó en torno a su hermano en los últimos años. Desde su fragancia, hasta Valleys Of  Neptune, el disco de rarezas que vio la luz hace tan sólo unos meses. Además de practicar una enorme sonrisa en cada uno de los actos, también comprendió como agrandar su cuenta bancaria por las miles de regalías que los fans nostálgicos están dispuestos a abonar sin chistar.

Es muy fácil entender como funciona un negocio redondo. Un artista con una virutd innegable muere en su apogeo, una cantidad intermible de material (bueno y malo) queda a disposición de los herederos de su nombre, una horda de seguidores incondicionales se niega (incluso 4 décadas después) a aceptar su fallecimiento y la ambición toca la puerta. ¿El resultado? Gorro, bandera y vincha para todos.

Que en paz descanses Jimi (si podés).