Entrevista con Camila Moreno

agosto 1, 2010

(Chile) – Una de las músicas chilenas que más comentarios suscitó durante el 2009, con un flamante debut discográfico bajo el brazo (Almismotiempo) y aliada del desprejuciado uso de estilos y formas, conversa con Rocktails de su aprendizaje, conciencia y búsqueda.

-Camila, cuéntame un poco de tus inicios en la música y de cómo fuiste acercándote a lo que es hoy tu obra.

-Desde chica que he escuchado música muy variada, desde Mazapán a Nirvana. Con mi mamá cantaba y bailaba, mi padre me regalaba cassettes. Cuando conocí a Bjork me puse a cantar todas las tardes después de la escuela sin parar; así nació una necesidad vital por la expresión del canto. A los 17 años compuse mi primera canción. Antes yo ya escribía en cuadernos varias cosas, intentos de poemas. La noticia de la llegada de mi hermana me llevó a componer «canción de cuna». En ese momento yo estaba trabajando con un grupo: «princesa leya proyect», donde la idea era tocar músicas que sonaran a como uno es «play yourself». El proyecto fue más que nada un racimo de conversaciones y reflexiones intelectuales en torno a la vida y la música; esto me ayudó a expandir mi forma de ver la realidad. El mayor de los integrantes del grupo, al escuchar mi canción, me dijo: eso es folclore, a lo que yo respondí con asombro: ¡¿qué?! En ese momento yo no conocía ni estaba involucrada con el folclore, aparte de lo que había escuchado en casa de mi padre, Víctor Jara y Congreso.

Después de esto, compuse canciones aisladas y tímidas, no se las mostraba a nadie. Participé en varias grupos de distintos estilos, electrónicos, rock, pop, fusión, folclore, hasta que me decidí a sacar mis canciones de mi pieza.

-Al escuchar tu álbum, vienen a uno reminiscencias de era dorada del folclore chileno. De Violeta Parra a Víctor Jara y otros artistas de aquel momento. ¿Sientes esa cercanía y, si es así, perseguiste explícitamente este camino?

-Me siento cercana a ellos, al igual que me siento cercana a Lhasa o Radiohead, porque han sido mis influencias y la música que más me gusta. El camino del folclore no lo he perseguido, como te contaba, de cierta forma no soy muy conciente de los estilos o los márgenes en los que compongo al momento de componer, lo que busco respirar es la intensidad mezclada con el fluir y el dejar ser, que tiene que ver con el trance al que puede inducir la música. Es un estado, busco la mejor forma de expresar la emoción que tengo.

-¿Cómo fuiste concibiendo esta propuesta que integra un importante matiz folclórico?

-Creo que me influyeron mis viajes a Perú y a Bolivia, me gusta mucho Latinoamérica, me gusta la expresión exagerada de las cosas, como los mexicanos con el melodramatismo colorido, que finalmente es muy divertido; así como los paisajes que también tienen mucha intensidad. Ha sido extraño para mí, yo no sabía que estaba haciendo folclore. Recuerdo una de las veces que viaje a Chiloé, Claudio Miranda me dio dando hospedaje en su casa, -en ese momento yo no sabia quien era él , no sabía que fue fundador de Bordemar y que él sabía mucho del folclore- vi que tenía muchos violines en su casa y le mostré mi guitarra, me dijo: ¿tú compones? Y yo le dije, sí. Canté «Antes que» y él me dijo que el ritmo era casi como una pericona -danza tradicional de Chiloé- yo me impresioné, el me la mostró, y tenía razón.

-Es interesante comprobar que en los últimos años han aparecido una serie de solistas que, de alguna forma, han sido capaces de construir una voz con ciertos elementos de recuperación criolla. ¿Qué opinas de esto?

-Creo que es algo muy natural, que tiene que ver con eso del dejar fluir, claramente hay una herencia, pero ésta -en el caso de muchos cantautores actuales- no tiene que ver con el estudio ni con predeterminar lo que se va a hacer con la música, sino más bien con una incorporación casi intuitiva de estos ritmos. La geografía de cada lugar del planeta es muy influyente en como suena cada voz.

-¿Cómo observas el desarrollo de la escena de la música popular en Chile? ¿Consideras que hay una mayor madurez en las propuestas mostradas?

-Creo que es un muy buen momento para la música chilena, hay muchísimas más bandas que hace cinco años, hay mucha variedad. Creo que hay más amplitud de parte de los músicos y también de parte del público, por hacer y escuchar cosas nuevas.

-La industria del disco pasa por una senda crisis, y más aún en Chile que es un mercado pequeño. ¿Esto permite abrir otras oportunidades y canales a través de los cuales difundir el trabajo de un músico?

-Claro, ahora casi todo ocurre en internet, difundir la música en ese sentido es fácil , pero al mismo tiempo difícil porque son muchas propuestas dando vueltas; todos los amigos que tengo han creado su propio MySpace, porque ahora es hacer la canción, grabarla en cualquier calidad, y subirla. Esto es muy entretenido, he descubierto grupos muy buenos dando vueltas por las redes.

-Me gustaría que me contaras un poco acerca del proceso de grabación de tu álbum, en términos de cuán participativo fue, quiénes colaboraron, cuánto tiempo te tomaste, cómo fuiste desarrollando tus canciones y tomando decisiones con respecto a ellas.

-En un comienzo grabamos «Antes que»: nos demoramos casi un año en esta canción. Cuando decidimos encerrarnos a grabar el disco definitivamente, nos llevó seis meses todo el proceso; las canciones las fuimos decidiendo en conjunto con el productor, casi todos los instrumentos del disco los toqué yo. Invité a Antonio San Martín -bajista actual de mi banda «Los Disfruto»– , a los Cuarteto Urbano, que tocaron los saxos en «Pera», y a otros músicos que colaboraron el «Lo cierto» y «Primero me apun黝.

-¿Cuáles crees que son las grandes deudas que la escena de la música popular en Chile debe intentar saldar? ¿Infraestructura, profesionalismo de los músicos, una mejor llegada a los medios de comunicación, etc.?

-No se si es una deuda, pero sí falta profesionalismo; también falta creerse el cuento, en el sentido de crear montajes íntegros y grandes, que funcionen muy bien; en teatro se ha logrado un poco más. A los músicos, en general, nos cuesta tener una propuesta escénica más allá de solo tocar en los conciertos; tiene que ver en cómo se ve desde fuera lo que uno está tocando. Ahora estoy investigando en eso. Falta creer más en los proyectos por parte de la gente que puede financiarlos y hacer cosas con disciplina y arrojo.

-Tus letras expresan una conciencia explícita acerca de problemas contingentes como la inequidad social, el medioambiente, la ferocidad del libre mercado. ¿Sientes la necesidad de estar atenta a lo que ocurre a tu alrededor? ¿Crees que el artista tiene un cierto deber en alertar conciencias?

-Siento la necesidad de estar atenta a la vida siempre. Acecharse y acechar es importante para mí. No me gusta sentirme dormida cuando estoy despierta. El hecho de que yo haga letras que aluden a problemas sociales, es una necesidad mía que tiene que ver con mostrar lo que a mí me molesta, con poner en evidencia la realidad. Esto es una forma de vida en todos los planos, no solo en la social sino que en las relaciones, el trabajo, el momento de levantarse en las mañanas. Escribo desde lo que siento, y desde lo que vivo, también desde lo que imagino y lo que me divierte.

Creo que el artista tiene, primero, el deber de ser trabajador con lo que hace, este trabajo no tiene mayor diferencia con el de un enfermero o un carpintero, son oficios. Ahora, el músico si ha hecho el trabajo de intentar despertar su propia conciencia tal vez algo puede pasar, lo importante es hacerse cargo de lo que uno dice y no de lo que los demás interpreten.

-Sé que durante 2007 hiciste un viaje por una parte de Sudamérica que significó mucho para tu decisión de volcarte con todo a la música. Cuéntame un poco acerca de esto, por favor.

-El 2007 viajé junto a Las Polleritas -quinteto femenino de folclore latinoamericano- a Uruguay. Fuimos haciendo dedo, tocando en las calles, fue muy bonito; conocimos cantores y nos fue muy bien. Luego me fui sola a Brasil a encontrarme con otras dos amigas; con ellas decidimos llegar al Titicaca a toda costa, cruzamos la frontera a Argentina arriba de camiones, y asimismo cruzamos toda la pampa argentina. Cuando llegábamos a los pueblos intentábamos hacer dinero para seguir viajando; pasamos por momentos duros y peligrosos, pero nos esforzamos y llegamos al Titicaca en una semana. Fue una liberación llegar allí después de todo lo que habíamos pasado. En ese lugar compuse muchas canciones, me agarró un frenesí por componer. Me fui sola a la Isla del Sol a vivir unos días con un viejito, para el cual yo cocinaba en el fuego, esto me dio tiempo de encerrarme y tocar la guitarra; a veces uno tiene demasiadas cosas adentro y las éstas salen como un grito ahogado o lleno de naturaleza, lo cual es bonito, cuando las canciones se cantan a través de ti, y dejan de ser tuyas.

A continuación, te dejamos un video para que disfrutes de Camila Moreno: