Cadenasso presentó su primer disco

junio 23, 2010

(Chile) – Cómo se nos viene encima la guitarra de palo. ¿Qué ha pasado? Una fiebre de bucolismo se toma la metrópoli. Hay tanto bardo suelto por allí, fascinando por los cantos acústicos de tal o cual referente. Porque a veces los vemos en la nostalgia abrumadora de la trova, a veces recordando lo bueno que es Bob Dylan y lo malo «“casi siempre- que son sus copias. Y por último tomando a Violeta Parra para interpretarla con no mucha luz. En fin, que a veces cansa esto de los obsesos acústicos, porque se notan las costuras, la falta de talento y guía, de canciones y arreglos que posean algunas sustancia y estatura. Como esa hoja de calco que filtra los márgenes del original, pero permean también imperfecciones y borrones. Y es por esto que vale la pena ver a Cadenasso. Hay algo más, porque su propuesta como solista tiene una ambición y una expresión cristalinas. Vigorizante, en suma.

Primer single: Convicción
ytaudio(TapssaZxpZ8)

El pasado sábado cinco de junio, Cadenasso «“que no es otro que Felipe, guitarrista del grupo Matorral, usando esta vez solo su apellido como alias-, lanzó su primer disco solista, El Movimiento. Durante los años 2000, Matorral se ha convertido en una interesante propuesta que ha mezclado un sonido de trío psicodélico con guiños a Cream o a los primeros Fleetwood Mac, pero de alguna manera infiltrando modos que aspiran a una visión más propia, quizá no folclórica, pero de alguna forma vinculada con un rock de mayor cercanía autóctona. Ahora, con un álbum que ya daba vueltas desde diciembre de 2009, con Convicción como primer corte, Cadenasso intenta construir un modo que a través de una conjugación distinta apele a un similar sentimiento vernáculo.

¿Qué nos ofrece Cadenasso? Es interesante su propuesta porque su visión folk prefiere centrarse en las armonías, en la arquitectura, más que en las melodías; tal vez no por carencia de mejores armas, sino precisamente como un motivo de búsqueda y estilo. Y he aquí una diana anotada. Su puesta en escena logra muchas veces una estimable sutileza y cualidad orgánica. Recordemos que lo acompaña como banda estable Leo Quinteros en un dosificado y profundo piano- quien también ofició de productor del disco-, Bernardita Martínez en un apropiadísimo contrabajo, y Gonzalo Planet «“compañero de Cadenasso en Matorral, en percusiones, guitarra y bajo, ocasionalmente. Y en un clima de cuidada evocación, Cadenasso entrega en diversas ocasiones una sensación de espectrales reminiscencias urbanas. Su música se esconde en piezas y salones de ciudades de baja frecuencia, de andar cansino y tiempo suficiente para un té, sopaipillas pasadas y añosos álbumes de fotos. Construye imaginerías de ocasos perdidos y juegos inconclusos en la plaza de la esquina.

Lo que constituye la gran noticia de El Movimiento es precisamente su control y vocación por no agotar una vez más el cliché. Comparte y reparte aguas y créditos. Sus canciones, que a veces parecen letanías o mantras tan familiares en la historia de nuestro folclore, inmediatamente buscan otro techo bajo el cual guarecerse y así evitar miradas gruesas.

Lo decimos sin peros: El Movimiento es un disco valioso que desde ya se apunta en la parte de alta de los lanzamientos chilenos de la temporada. Y que este ensueño vespertino invernal nos espere en la siguiente parada del tranvía de las cinco.